Caja Madrid ha decidido explorar vías que le permitan desprenderse del parque temático madrileño de naturaleza Faunia, en el que está presente como socio mayoritario desde su creación en 2001, al entender que en las condiciones actuales carece de sentido permanecer en el sector.
Así lo confirmaron hoy a Efe fuentes próximas al Consejo de Administración de la Corporación Caja Madrid, la compañía de servicios financieros y empresariales de la caja, que se reunió ayer para tratar el asunto del parque, del que controlaba el 86 por ciento en 2008.
La Caja baraja dos formas -alquiler o venta- para desprenderse de Faunia lo más rápidamente posible, sin que eso signifique una pérdida en el valor del activo, y espera tomar una decisión en un plazo de dos meses.
La opción más probable es la de aceptar la oferta de gestión que ha recibido la entidad por parte del grupo español Parques Reunidos, que consiste en que esta compañía gestione el parque durante los próximos quince años, reservándose la opción de compra preferente durante los próximos cuatro años.
A partir del cuarto año, Caja Madrid podría venderlo a cualquier otro operador.
Por este "alquiler", Parques Reunidos tendría que desembolsar unas tres millones de euros anuales -un millón para pagar a la caja en compensación por la estructura de la empresa (se compromete a dar un porcentaje sobre el beneficio y a realizar un plan de inversiones), y el resto en concepto de canon a la Comunidad de Madrid por el terreno y gastos de renovación-.
En el caso de que se aceptara esta oferta, Parques Reunidos asumiría todos los contratos laborales existentes, y subrogaría el resto.
Las fuentes próximas al Consejo de la entidad explican que esta opción sería buena porque, integrado en un grupo del sector, Faunia podría ser más rentable.
La otra de las opciones que se estudia pasaría por vender directamente Faunia a Parques Reunidos o a cualquier otro operador por una cantidad que aún no se ha decidido.
El "Parque Biológico", que nació en 2001 y cambió su nombre por el de Faunia en 2002, supuso una inversión de unos 42 millones de euros (7.000 millones de las antiguas pesetas) y se creó participado por Capital Riesgo Madrid (12,4%), la Sociedad de Promoción y Participación Empresarial de Caja Madrid (61,9%), Corporación AGE (7,9%), Grupo Novaro Hladny (3,0%) y Aperto Libro (14,8%).
El parque cuenta con 400 ejemplares de árboles y 4.100 animales de más de 200 especies en una superficie de 14 hectáreas ubicada en la localidad madrileña de Valdebernardo.
Caja Madrid, que también estuvo presente en el accionariado del Parque Warner, no es la única que ha hecho inversiones en este tipo de negocio: en los últimos años varias cajas regionales han participado en parques temáticos de sus zonas, como es el caso de La Caixa y Port Aventura; Bancaja, la CAM y Terra Mítica; o Unicaja e Isla Mágica.
Casi todas estas inversiones han estado envueltas en la polémica al ponerse en duda la viabilidad de los parques -de hecho dos de ellos, Terra Mítica e Isla Mágica, tuvieron que soportar suspensiones de pagos-.
En el caso de Caja Madrid, ya salió del accionariado del Parque Warner, del que controlaba el 21,82 por ciento del capital en 2006.
Por su parte, el conglomerado inversor de La Caixa, Criteria CaixaCorp, busca desde 2008 un socio que tome la mayoría del capital en el parque de atracciones Port Aventura, un complejo de ocio valorado en 700 millones de euros.
terra.es-05 de Mayo de 2009-
Fuente: EFE
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